Juliana tiene una almohadita que es tibia y blanda, ¡cuánto le gusta dormir con ella! es muy calentita, y tan suave. Pero no siempre la encuentra, a veces está y a veces no, así todo el día. El lío se arma cuando se la sacan dormida.. ¡Uyy para qué! … Se pone a llorar a moco tendido.
Cuando duerme en la almohadita, Juliana sueña con sorbitos de leche caliente. Allá va, escoltada por un ángel que la cuida día y noche, tan abrigadita como ponchito del norte y con pañuelos en los bolsillos, para secar alguna lágrima si está triste. Hay tantos olores ricos por ahí ¿a canela, limón o chocolate? mmm no, no, es un aroma que solamente tiene su almohadita.
¿Cuantos sueños dormirán juntas? uno, dos, tres, cuatro… ojalá sean miles.
De repente, se oye un repiqueteo parecido a un tambor, Juliana se da cuenta que lo ha escuchado desde siempre, y sale desde la misma almohadita, ahhhhh… es muy tranquilizador, justo para dormir una siesta. Entonces cierra los ojos y el sonido se va haciendo lejano, hasta esconderse allá en lo profundo del pecho de su mamá.
Daniela Frontera.
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