Hay una luna en la laguna,
quiero tocarla, pero se rompe
y sus pedacitos se amontonan en la orilla
allá entre los juncos.
Hay una luna en la laguna,
ahora mi mundo es de plata
y sueño sueños de leche.
Hay una luna en la laguna y me pregunto:
¿acaso las lunas no están en el cielo?
¿quién se la olvidó?
¿la habrán pintado o se habrá caído?
Voy a buscar más, quiero tener muchas para mí
(en esta laguna siempre hay lunitas que van a
rodar el camino del mar).
Hay una luna en la laguna,
dicen que está en remojo
hasta que amanezca…
¿Será verdad?
(Daniela Frontera).